28/1/08

Un paseo con mi hermana


Cierro los ojos porque quiero pensar en ti, así soy capaz de concentrarme mucho para sentirte. Voy recordando tu forma, tu voz, tu manera de dormir bajo tu techo de estrellas, de estar alegre cuando tu perrita te mira. No quiero abrir los ojos y pongo Claro de Luna de Debussy; noto que se arruga la frente y comienzan a abrirse imágenes, a danzar en nostalgia por mi cabeza recorriendo los lugares, los años, las horas... y siempre estamos juntas.
Ahora broto, nazco en cada segundo que pienso en ti, como si me diera vida saber que estás, que me quieres, que puedo hablar contigo ahora mismo si quisiera, que mañana puedo abrazarte, darte regalos, ver como cuidas los peces, ordenas tu ropa y peinas la coleta de la Iru.
Me gustaría invitarte a mi paseo por tu imagen, que me sientas este amor que te tengo. ¡Corre!, vente rápido a este viaje, cierra tú también los ojos y dame la mano. ¡Vámonos!



Siempre cantaré para ti mis canciones inventadas.

22/1/08

De azul y sin miedo

Una niñita vestida con un chándal azul quiere sonreir pero sus ojos están profundamente asustados. No quiere llorar (o no sabe) e intenta reir con el gesto más triste del mundo. Podría patalear, gritar, pelear o correr, pero sonríe con la cabeza inclinada hacia el suelo y alza los ojos en una mirada llena de súplica. Es su forma de pedir ayuda.
Está hermosa con ese color, se le quiere iluminar la cara cuando le digo que está muy guapa, pero tiene la ilusión apagada, se le ha quedado la voz tímida de pura amargura, los brazos rendidos, y a mí me dan ganas de meterme dentro de su tristeza y darle caricias de consuelo, pasarle la mano por el pelo y decirle que nunca más va a pasar, que puede irse a crecer sin miedo.
Entonces pienso que sí, que puedo ayudarla, que merece la pena pasar por mil fracasos, rabias y hastíos, si un día ella se va a casa con esperanza, mirando de reojo en los cristales su precioso chándal.

16/1/08

Mariposas

Dar besos es dejar mariposas.
Hace poco he leído una imagen que se me ha quedado pintada en la memoria: una mariposa descansando en el final de la ceja izquierda. Seguramente haya sido un beso que alguien ha posado con mucha ternura, suavecito, rozando con los labios las pestañas para despertar los ojos.

9/1/08

Mi despertar



Me gustaría saber cómo se despiertan los demás.
A mí me cuesta la misma vida despegarme de la cama, sobre todo si el despertador suena a las 6:30 asesinas horas, tiempo en el cual la noche es todavía noche y por tanto, no ha llegado la mañana y mucho menos la hora de despertarse.
Así que todos los días mi naturaleza dormilona lucha contra la obligación de levantarse, de espalbilar el sueño a tropezones por toda la casa a oscuras. Intento remediar mi aplatanamiento con un café calentito y recién hecho, que por cierto, tengo que tomarme en el baño porque es el único sitio de la casa en que no hace frío a esas horas, sentadida en la taza del báter mirando el calefactor con la mirada perdida entre las reistencias y agarrando indolentemente la taza con las dos manos, cual sublime representación de la falta de cordura mañanera.
He probado varias opciones de despertar: canción suave, trino de pajarraco maleducado -nada que ver con el simpático cantar de mi canario Blanquito los fines de semana a las 10:00 de la mañana-, bip bip que apago dormida, snoozes que no sirven, radiodespertares mal sintonizados. O se e sale el corazón de su sitio o directamente no me despierto... ¿Alguna sugerencia?

6/1/08

Haikus

Han llegado los Reyes Magos. El mío hoy se ha hecho visible tras unos días de malsana curiosidad; me ha regalado sus palabras entre páginas con versos de 17 sílabas. Leeré cada noche "una sensación, una duda, una opinión, un sentimiento, un paisaje..." y cuando me encuentre tu palabra a lápiz, contigo o con tu boca, te besaré despacio y como no sé surrurar te abrazaré, y dejaré que tú me respires en el pelo sabiendo que nos decimos poesía.

me gustaría
mirar todo de lejos
pero contigo



3/1/08

Deseando amar

Supongo que cada uno tiene un modo especial de amar, un deseo particular de ser amado.
Basta con un encuentro en el fondo de un lugar cargado de respiraciones aburridas, con alguien que tiene la misma necesidad de aire puro, para comenzar a soñarse en el próximo sitio, en la calle bajo la lluvia, al día siguiente o tal vez durante el resto de los días.
Ese amor que de pronto no aciertas a saber cómo ha llegado - quizá por un dolor compartido - cuando se estrecha la garganta al pensar que puede arruinarse, cuando ya no quieres soltar nunca más su mano. Cuando el deseo hacia el otro aparece despejado, rotundo y te acurrucas cerca.
Deseando amar, al fin y al cabo eso.


In the mood for love. Wong Kar-Wai