29/5/09

En el espejo


¿Dónde estás?. ¿Vas a volver?.
Es que en tu lugar ha llegado otra. No me gusta, no tiene el alma limpia.
Si no vas a volver, avísame. Necesito empezar a pedir perdón cuanto antes.
No tenías que haberte ido de esa manera, no sé asumirlo.

Nunca antes te había echado tanto de menos. Por eso me trago las lágrimas, porque así te pierdo menos.

Ahora necesito un ángel de la guarda que no me deje seguir marchando.

23/5/09

Quien pueda escuchar el silencio, que tire la primera piedra.

Me agobia pensar que quizá no vuelva a encontrar el silencio. Algo ha pasado. De repente no puedo descansar del ruido.
Siempre hay ruido, incluso cuando todo se apaga. A mayor proporción de silencio, mayor proporción de escándalo.
¿Cómo se puede vivir sin el silencio, sin un momento de tregua, de reposo, de olvido?
Ay de mí.
Antes podía decidir cuándo disfrutar del silencio, pero ahora no puedo siquiera recordar cómo era.
Música, un tic-tac, un murmullo de voces de madrugada, voces aburridas en la radio, un goteo, un grillo... o la locura.

Puede que mi silencio me esté pidiendo a gritos un poco de calma, así que de ahora en adelante, mi ruido será mi silencio que transformado en olas de mar, me invita a un momento de serenidad.

El Grito, Edvard Munch