24/7/19

Nostalgia



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Acariciar la nostalgia
de cabellos opacos.

La nostalgia anciana
que yace en mis brazos.

Acariciar la nostalgia
de plumas sin pájaro.



Ilustración: Marco Somá

22/6/19

Me quedo en tu pie






Me quedo en la niña
-flor de ciruelo-

En la punta del dedo
he puesto un pétalo.
Sopla un deseo
que llegue muy lejos.

Me quedo en las manos
-bocetos de lirio-

Diminuta caricia
de plumas, pañuelos
que envuelven tu cuerpo
con dulces sueños.
Me quedo en la nana
-palabras de luna-

En las notas que van
de la voz al consuelo.
El canto que calma
tu hambre en mi pecho.

Me quedo en el pájaro
-gorjeo de cuna-

Te dice en secreto:
qué esconden las nubes,
qué hay en los cerros,
a qué sabe el cielo.

Me quedo en la pizca
que es tu nariz.

Pequeña cereza,
redonda y jugosa
que mueves con gracia
cuando haces achís.

Me quedo en la risa.
Me quedo en tu pie.

Me quedo en la ardilla
que come una nuez.
En las horas que pasa
mi piel con tu piel.



Poema dedicado Isa y Julia. 

9/3/19

Luna creciente




Anillo de luna.

La luz cenicienta  
arropa la azotea.

Brillo de luna.

Se caen los sueños
de las estrellas.



Ilustración: Jimmy Liao

18/1/19

Somos nosotras

"Somos nosotras". Era costumbre en ellas decir esto al entrar. Ya sabes que antes las puertas siempre estaban abiertas. Venían cada tarde, sin faltar, cuando acababan su jornada. "Somos nosotras", se oía, y era como el tictac del reloj, que ya no sabes si lo estás escuchando o no. Eran hermanas y hacían el trabajo juntas. Cómo me acuerdo del sonido del dedal de una de ellas sobre la mesa. Daba golpecitos todo el rato con el dedo; parecía un movimiento inconsciente. Yo me quedaba mirando atontada, esperando que el golpeteo rompiera la monotonía de aquellas tardes lentas. Se sentaban alrededor de la mesa y ya que estaban, ya que se habían sentado, mira tú, contaban alguna anécdota: todo lo que habían cosido ese día, si aquel vestido no tenía buena puntada o si habían tardado dos semanas en hacer la chaqueta de fulano, dos semanas enteras, qué barbaridad, las ganas que daban de dejarle la faena a medias.
Ya te he contado que aquel traje de pastorcito lo hicieron ellas. Qué cabeza la mía, dónde lo habré puesto. Mira que lo recuerdo ahí mismo colgado, pero hija, ya sabes, en una de estas seguro que lo he tirado sin darme cuenta. 
Ay que ver lo rápido que pasa esto de la vida, hija mía. Qué habré hecho con el traje. No me habrás escuchado decir que se lo haya prestado a alguien... Quién lo iba a querer, dime tú, que olía ya a tela vieja. La de años que habrán pasado. "Somos nosotras", decían, y nunca supe si tenían otro nombre o se quitaban alguna vez el dedal.



Ilustración: Rebecca Dautremer