Allá en en el cruce de las cuatro calles se forma un remolino mágico entre la calle del aire, la de la luz, la del arcoiris y la del agua. Tú y yo venimos desde la otra punta de la ciudad, a paso sereno -a tu paso- y empujados por el brillo nos metemos en el cruce y esperamos a ver qué ocurre. Tus ojos de luna se abren tanto que las pecas se resbalan y te entra la risa grande. De pronto las chiribitas de tu cara se suman al torbellino de las cuatro calles y comienzan a formarse burbujas gigantes, de colores transparentes, delicadas pero resistentes y una de ellas nos envuelve, nos invita a subir y nos hacemos pasajeros del aire. El viaje es largo, así que nos quedamos los dos juntos convertidos en motitas tranquilas de luz.
Ilustración: Marina Marcolin. El Baúl
5 comentarios:
Qué mágico cruce, como mágico es tu texto. Me ha gustado el detalle de las pecas que resbalan empujadas por unos ojos con forma de luna que se abren demasiado.
Precioso.
Yo también quiero viajar en una burbuja :)
Besos!
Los cruces son maravillosos hoy; aquí es otoño, y las hojas secas se compltan con viento y nubes y se encuentran todas en la esquina...
El clima y tus palabras dan ganas de dibujar.
Besos.
¡Que bonito!, de sueño, de bello cuento.
Un beso.
Qué bonito texto! Me ha gustado tambien imaginarme a unas pecas resbalándose bajo unos ojos de luna...
Esos ojos y esas pecas, son de Adrián?, creo que si.Ese día andaba yo por allí, en ese cruce de calles. Todavia recuerda el el juego de las burbujas. Me ha gustado mucho el relato, jamás podría escribir algo parecido y que expresara ese momento tan bien como tú lo haces, MUA!!
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