No debí consentirlo, no era natural que estuvieras tan encerrado. Pero la locura siempre es más fuerte que la lógica y en ese momento de negrura y zumbidos, la invasión de tu sonido y tu pequeña presencia me aliviaron el alma. Ahora ni estás aquí, ni estás en el cielo. Dónde te busco entonces. Vuelvo a quedarme quieta, a ser árbol, a ver si así te posas.
Ilustración: Nicoletta Ceccoli