Me quedo en la niña
-flor de ciruelo-
En la punta del dedo
he puesto un pétalo.
Sopla un deseo
que llegue muy lejos.
Me quedo en las manos
-bocetos de lirio-
Diminuta caricia
de plumas, pañuelos
que envuelven tu cuerpo
con dulces sueños.
Me quedo en la nana
-palabras de luna-
En las notas que van
de la voz al consuelo.
El canto que calma
tu hambre en mi pecho.
Me quedo en el pájaro
-gorjeo de cuna-
Te dice en secreto:
qué esconden las nubes,
qué hay en los cerros,
a qué sabe el cielo.
Me quedo en la pizca
que es tu nariz.
Pequeña cereza,
redonda y jugosa
que mueves con gracia
cuando haces achís.
Me quedo en la risa.
Me quedo en tu pie.
Me quedo en la ardilla
que come una nuez.
En las horas que pasa
mi piel con tu piel.
Poema dedicado Isa y Julia.
Foto de Takemaru Hirai en Unsplash
2 comentarios:
Me siento ahora delicada y pequeña, dulce poema.
Una preciosidad de poema tierno y delicado.
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