Pasé horas tumbada en la arena templada, sin moverme bajo alguna sombra debajo del sol . Había más gente a mi lado, disfrutando de un sueño en calma cerca del mar. Me acuerdo de una anciana de 95 años, o quizá 5, no calculo bien, que se sentó en la orilla del mar a recibir las olas con su sonrisa hueca e increiblemente contagiosa, pero que lloró y gritó cuando se dió cuenta que tenía unos manguitos de flotador, pues no quería estar amarrada y así no podía rascarse bien la nariz. Alguien le dijo que eran aletas de pez nadador y eso le gustó.
Durante mi viaje aprendí a bucear. Soñé que todo se hacía fácil y decidí caminar hacia lo más profundo del mar, no tuve que coger aire pues aprendí a respirar bajo el agua, de la misma manera que aprenden las sirenas al nacer, con una bocanada de llanto de agua hacia el interior. Se me llenó el cuerpo de mar que desenredó mi pelo, alisó mis arterias y me irrigó de una nueva corriente de vida, parecida a la esperanza, pero más transparente y salada.
Cuando desperté estaban todos esperándome para ver el atardecer.
Respiré de nuevo el aire y suspiré de sencilla felicidad.
- ¿Sabéis que el sol atardece cuando amanece en el mar?
Durante mi viaje aprendí a bucear. Soñé que todo se hacía fácil y decidí caminar hacia lo más profundo del mar, no tuve que coger aire pues aprendí a respirar bajo el agua, de la misma manera que aprenden las sirenas al nacer, con una bocanada de llanto de agua hacia el interior. Se me llenó el cuerpo de mar que desenredó mi pelo, alisó mis arterias y me irrigó de una nueva corriente de vida, parecida a la esperanza, pero más transparente y salada.
Cuando desperté estaban todos esperándome para ver el atardecer.
Respiré de nuevo el aire y suspiré de sencilla felicidad.
- ¿Sabéis que el sol atardece cuando amanece en el mar?
9 comentarios:
Me he quedado gustosa de sólo imaginar toda tu travesía por el mar.
Y ese atardecer que -en realidad- es un amanecer, me ha dado ganas de verlo en compañía de gente que quiero y está lejos. Quizás tan lejos como las sirenas.
Un abrazo.
¡Precioso!
Qué bonita descripción de tu viaje!! Cuando decidas volver a tumbarte sobre la arena quieta estaremos aquí para acompañarte ver amanecer.
Un abrazo
Oh si el sol atardece cuando amanece en el mar; he tenido esa sensación que describes no una vez, sino muchas.Es un lapsus de tiempo que queda encerrado en la memoria, en lo mas fragil y delicado de ella. A veces, en invierno, cuando empieza a llover y no para, cierro los ojos y regreso a ese atardecer que amanece.
El mar... lo contemplo una vez más mientras escribo estas líneas y no me canso de verlo, olerlo u oírlo. Una vez me alejé demasiado tiempo y creía verlo al final de la Gran Vía, como un espejismo. Entonces me di cuenta que debía volver a casa para respirar de nuevo y suspirar de felicidad tal y como has descrito perfectamente.
Saludos
Sara.
Feliz regreso.
Magnífica interrogación final.
Besos.
Ese atardecer y amanecer lo vimos todos, cada uno desde su hamaca, pero pensado en lo mismo...
El mar es un enigma... nos atrae su lenguaje primitivo...
El próximo atardecer que veas en el mar no va a ser azul, va a ser del color que nos de la gana en ese momento, seguramente multicolor, como tu caja de lápices. Ya verás que bonita es mi sonrisa...
Gracias. Te quiero, besitos!
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