Huele a la vuelta al cole, a nuevo, a madera, a papel, a plástico. Los niños saben que ha llegado el fin de las vacaciones, de las piscinas y las siestas largas, porque el curso está a punto de empezar. No creo que se sientan tristes, amargados o deprimidos -son niños-, al contrario se sienten ilusionados y con grandes deseos de estrenar sus lápices, sus cuadernos y sus libros, de ir al colegio todas las mañanas aunque tengan que madrugar, ver a sus maestros y maestras, a sus compis, hacer un montón de cosas durante el día y a las 9.30 irse a la camita a dormir. Esta rutina es lo que hacen la mayor parte del año, así que realmente es mejor que lo vivan con ilusión.
Yo si pudiera volvería al colegio, me encantaría. Lo más parecido a la vuelta al cole del adulto es, si tiene hijos, comprar el nuevo material escolar para ellos: los cuadernos brillantes, el estuche nuevo, los colores (los del año pasado huelen a viejo), el babi, la mochila, forrar los libros... Seguro que lo disfrutan y estoy convencida que lo hacen con cierta nostalgia, con ganas de sentarse a pintar o hacer cuentas y de comerse un bocata para merendar. Siempre he pensado que cuando sea madre volveré a ser un poco niña.
El hecho de trabajar en un centro educativo me devuelve de alguna forma esas sensaciones de mi infancia. Estoy rodeada de ese olor, de la ilusión de empezar una nueva etapa, de folios en blanco que hay que escribir con la mejor letra posible, de libros por todas partes y lápices a miles, de mucha gente a la que mirar y saludar. Me gusta el lugar donde trabajo.
Todas las personas deberían recordar el olor de la vuelta al cole. Eso significaría que han recibido educación y que probablemente hayan tenido una infancia feliz. Os pongo un enlace de un Blog solidario: "Lápices para la Paz" que lleva a cabo una iniciativa que consiste en dar material escolar a niños y niñas que sufren conflictos armados. A ellos también les gusta el olor a nuevo...
El hecho de trabajar en un centro educativo me devuelve de alguna forma esas sensaciones de mi infancia. Estoy rodeada de ese olor, de la ilusión de empezar una nueva etapa, de folios en blanco que hay que escribir con la mejor letra posible, de libros por todas partes y lápices a miles, de mucha gente a la que mirar y saludar. Me gusta el lugar donde trabajo.
Todas las personas deberían recordar el olor de la vuelta al cole. Eso significaría que han recibido educación y que probablemente hayan tenido una infancia feliz. Os pongo un enlace de un Blog solidario: "Lápices para la Paz" que lleva a cabo una iniciativa que consiste en dar material escolar a niños y niñas que sufren conflictos armados. A ellos también les gusta el olor a nuevo...
4 comentarios:
Lo bueno de trabajar con niños (como es mi caso) es volver una, y otra, y otra vez a los dibujos de los hombres-palito, los cielos llenos de nubes con sonrisas y flores del tamaño de una casa.
Es nunca dejar de ser un niño más.
hOLa SoL!!
Pues si señora, aquí está la vuelta al cole.
Mañana mismo se vuelven a llenar las aulas de un trasiego interminable.
A mi me huele a plastilina, a chorizo pamplonica y a nervios y llantos de los chiquitines.
(yo ya le he sacado brillo a mi aula y ya tengo libreta nueva)
Un nuevo curso comienza!! Yupi
Gracias por tan bonita entrada.
Si, tienes mucha razón, me encanta el comienzo del curso, el olor a nuevo.
Cuando quieras pasa por mi blog te he dejado un regalo.
Un beso.
"El final de las siestas largas". Lo leo y casi lloro. ¿Por queeeeeeeeé?
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