18/6/13

Hablar por hablar




Tengo la cabeza demasiado grande. Eso es porque tengo dos cerebros; uno para pensar cosas buenas y otro, aparte, para pensar las cosas tristes. Tengo el pelo muy largo, tanto que ya no sé dónde acaba. A veces me llaman desde la otra equina para avisarme de que me he dejado las trenzas por allí. Mis ojos también son enormes, sin embargo, nadie me mira a los ojos. Soy alta y tengo los dedos tan delgados que me da miedo que se rompan. Dicen que soy fea pero yo no estoy segura de que eso sea verdad. A veces, la gente habla por hablar. No me importa, no quiero ser de otra manera porque entonces sería igual que los demás y eso sí que es una faena.

Ilustración: Tesa González

5 comentarios:

Gracia dijo...

Me encanta! Sobretodo la última frase. A veces sí que es una faena ser como los demás, yo también prefiero ser fea!
Besos

virgi dijo...

Hay que tener seguridad en una misma. Con autoestima alta caminamos mejor por al vida.
Besitos

Isabel dijo...

jajaja, ¡y qué lo digas! ¡Una faena!

Es lindo el relato.

Abrazos.

LadyRebeL dijo...

Hola guapa!!!me gusta mucho este blog, sabes que tenemos muchas cosas en común, a mí me encanta mirar las casas a través de las ventanas e imaginarme la vida ahí adentro.Un abrazo querida Artemisa, escribes genial, llega al corazón.

Anónimo dijo...

Este relato es hermoso. Gracias por compartirlo.

G.