25/11/09

Empatía



Tengo un canario que ha dejado de cantar.  Le he puesto un espejo por si se siente solo, pero los espejos sólo devuelven la misma realidad aunque más fría, así que no creo que le ayude a estar mejor. Yo le hablo, le mimo, le digo que se cure, pero no sirve de nada, debe darse cuenta que  mi voz pretende animar pero sólo consigue entristecer. ¿Por qué no cantas tú?, me dice. Porque nadie me escucha, le digo yo. Y los dos nos damos la razón.
Me voy, busco algún espejo de la casa y me coloco muy cerca, ahueco mis plumas, escondo en ellas la cabeza y me concentro por si siento algo de calor.

Ilustración: Beatrice Billard

4 comentarios:

La estatua del jardín botánico dijo...

Los espejos siempre deprimen o, al menos, no aumentan la alegría porque sólo te devuelven tu reflejo, y los reflejos no dan calor.
Si quieres cantar, canta. Nosotros te escuchamos.

Bego dijo...

Fría imagen la que nos devuelve el espejo, para que la queremos si seguimos estando solos?

Pobre canarito.

Besos.

LaPequeña dijo...

Este Blanquito esta muy perezoso, pero volverá a cantar, solo deja q se acostumbre a su nueva terraza, y ya verás cuando me lo lleve al pueblo, va a volver pletórico, alli le gusta estar.
besos!

Qué Ceno Hoy! dijo...

Yo opto por cruzar el espejo como lo hizo Alicia.
"Carroll situó a la niña delante del espejo y dándole una naranja le dijo:
—Primero quiero que me digas en qué mano tienes la naranja.
—En la derecha —contestó Alicia.
—Ahora —dijo Carroll— fíjate en el espejo y dime en qué mano tiene la naranja la niña que ves en él.
—En la izquierda —dijo Alicia.
—¿Y cómo se explica eso? —le preguntó Carroll.
La niña se quedó dudando, pero al fin dijo:
—Si yo estuviera al otro lado del espejo, ¿no es cierto que la naranja seguiría estando en mi mano derecha?
—¡Bravo, mi pequeña Alicia! —exclamó Carroll—. ¡Es la mejor respuesta que he recibido hasta el momento!"