Ya sabemos que el tiempo pasa, blablablá, que hay que aprovechar el presente, cerrar puertas, blablablá blablablá... Pero, ¿quién no mira el calendario a diario?, ¿quién no espera que pasen las tres semanas que quedan para las vacaciones o para la llegada de alguien? Por algún motivo, supongo que a todos nos apetece que pase el tiempo. Es señal de que estamos vivos.
Hoy he pensado mucho en esto. Pasa el tiempo, sí, y para allá que vamos todos con el tiempo a cuestas; el que hemos dejado atrás, el que nos queda por vivir, del que no nos acordamos y el que conviene olvidar.
No parece cierto cuando se echa la cuenta de la misma vida, cuando haciendo repaso un ahogo se deja sentir por vértigo, por urgencia de seguir amando, por nostalgia de alguna lluvia mansa o por la rabia cuando aquel día no entendiste por qué se iba...Hoy he pensado mucho en esto. Pasa el tiempo, sí, y para allá que vamos todos con el tiempo a cuestas; el que hemos dejado atrás, el que nos queda por vivir, del que no nos acordamos y el que conviene olvidar.
¡Qué dicha haber aprendido de todo eso! Esa es la única cuenta posible, la que resulta del aprendizaje que llevamos consigo:
Que la ilusión arma las noches con la mañana.
Que el miedo acaba cuando paras de buscarlo.
Que el paisaje no se borra aunque dejes de mirarlo
y que esperar es darle lógica al paso del tiempo (por eso cuento las horas para que llegues a casa).
Me gusta el Concierto de Aranjuez. Me hace sentir pausas.
1 comentario:
También a mí me encanta el concierto de Aranjuez... que bien que me hayas alegrado la mañana al poder escucharlo!
Besines
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