20/6/08

Lápices con punta

Tomó la bolsa vieja con los lápices de colores que guardaba desde que era niña. Era una de esas cosas que jamás utilizaba pero que le gustaba tener a mano, por si acaso. Mantenía la esperanza de volver a pintar soles y nubes, casas con balcón, chimenea y cerca. Cogió algunos lápices y decidió que les iba a sacar punta; así no podían estar más tiempo, tan feos y con la punta regordeta no podrían pintar bien. Los sacó de la bolsa, colocó un paño extendido sobre la mesa y uno por uno, les fue sacando punta con mucho esmero, suavemente por si se quebraba la mina que ya era vieja. ¿Cuántos años podrían tener los lápices? ¿15, 16 años o más? ¡No podía ser! No era posible mantener durante tanto tiempo la idea de hacer una cosa tan simple como dibujar y no hacerlo ni en un año, ni en dos, ni nunca. Aún así les sacó punta, limpió la bolsa e hizo un repaso de los diferentes colores que tenía... podía hacer un buen dibujo, sí, algo abstracto quizá, o la copia de alguna obra expresionista. Sacó decidida un papel para bocetos y se dispuso a pintar emocionada y orgullosa de su iniciativa. Puso los lápices perfectamente ordenados, siguiendo la gama de color e intentando hacerlo tan bien como las bobinas de hilo que colocan en las mercerías, de manera que parezcan un sólo color degradado en cien. Hizo un primer intento con el verde y pintó una raya. ¿Y ahora qué?, pensó. Bien, esa no era la mejor manera de empezar, primero tendría que elegir un tema, así que probó a cerrar los ojos e imaginar el dibujo que representara con mayor acierto su deseo de pintar, de recuperar sus lápices de colores. Imaginó paisajes, amantes desnudos, figuras preciosas, pero no pintó nada. Mientras guardaba los lápices con cierta tristeza, pensó que los sueños es mejor dejarlos en paz, no molestarlos demasiado porque se pierden cuando los sacas de su geometría. Decidió no volver a a intentarlo, dejó los lápices con la punta bien afilada, como nuevos dejó los sueños y los guardó en la bolsa donde siempre habían estado, con miedo de volver a sacarlos por si le ocurría que al pintar un dibujo, se destruyera el deseo de conseguirlo.



5 comentarios:

Anónimo dijo...

Madre mía, que canción tan bonita!
Ha merecido la pena despertarse esta mañana sólo por escucharla.

Por lo demás, yo soy partidaria de sacar mina a los lápices todos los días...si yo no persigo mis sueños, quien lo hará por mi?

Compra un nuevo bloc de dibujo y clava tus lapiceros, haz rayas, remolimos, espirales multicolores... no dejes de perseguir tus sueños sol, lo importante no es el resultado, sino el proceso...
Y cuando termines con este sueño, invéntate otro mas, dale forma y sigue soñando...

Esos sueños son los que nos invitan a vivir.

Sibyla dijo...

Me encantan los colores, y sobre todo de un mismo color descubrir toda una gama, como comentas que ocurre con las bobinas de hilos.

Es cierto lo del miedo paralizador ante un lienzo, papel, cartón en blanco...
Tal vez, como dices, temamaos despierte el dragón dormido y devore nuestros más íntimos sueños...

Preciosa imagen con lápices multicolor!
Besitos:)

La estatua del jardín botánico dijo...

Es un post maravilloso. Expresa de maravilla lo que todos sentimos ante nuestros deseos y sueños. Mejor que se mantengan irrealizados e irrealizables, porque el paso de lo idela a lo real puede ser decepcionante. Sin embargo, si pudiera hablar con la chica y sus lápices, le diría que no tuviera miedo, que pintara, que no se decepcionara. Le daría un beso, esperaría de espaldas a que pintara -para sorprenderme- y después, cuando me enseñara su obra, le pediría que me la explicara, que me dejara sentirla. Luego, le pediría otro dibujo, y otro, y otro...

Mar dijo...

Precioso post, preciosa canción, escribes con una dulzura impresionante.
Gracias por compartirlo con nosotros.
Por cierto el anterior post también me gustó, tienes mucha razón.
Un besazo.

ANA HIMES dijo...

Este post me ha dejado un sabor agridulce: Dulce porque me ha recordado a esos momentos en los que cuando era pequeña me encerraaba en el cuarto y llenaba el suelo con esos lápices de palo de todos los colores, era un momento mágico! pero jo... Seguro que si lo hubiese intentado un ratito más hubiese comenzado un dibujo precioso ;-)

Saludos