3/7/09

El incendio

Por lo menos el calor de las llamas a lo lejos le calentaba los pies. Esa noche se había acostado con los pies fríos y sólo en ese momento comenzaba a sentir el cosquilleo de la sangre que regresa a su sitio. Es curioso, si tuviera que describir lo que sentía diría que la imagen ante sus ojos le helaba la sangre. Nunca había pensado en eso: el hielo y el fuego juntos... el resultado era devastador.
El incendio no sólo había destruído sus cosas; había devorado el tiempo, unos siete años de su vida en esa casa, como si la ausencia de los objetos que había acumulado fuera igual a no haber vivido. Intentaba recordar todo lo que había sucedido durante esa época y sentía una angustia feroz al comprender que se le escapaban mil detalles. Sabía que olvidaba algún viaje, o sucesos que sólo al releerlos volvían a la memoria, caras que sólo al mirarlas en las fotografías retomaban su fisonomía, o la música, que más que canciones eran recuerdos apilados, también había desaparecido.
El miedo al olvido era superior a reconocer que seguía viva, sentía una tristeza extraña, más que por la pérdida, por la sensación de dependencia al pasado. Pensó en el día en que nació, de eso hacía treinta años y cinco horas, seguro que su madre se acordaba...
- Oiga, ¿me escucha? ¿Se encuentra bien?
- ... Perdone, no estaba atendiendo. Pensaba en otra cosa. ¿Cuánto dice que le debo?
- Son 150 euros. El disco duro estaba completamente dañado. Son las cosas de la electrónica, de pronto se estropea cualquier conexión y se van al garete siete años de su vida. Je, je.
-Sí, gracias, ya lo había pensado. Tómese una cerveza con el cambio.

Esto no le volvería a pasar, se propuso firmemente revelar todas las fotos que hiciera a partir de ese momento, como si estrenara una nueva vida. Empezaría esa noche en la fiesta de su cumpleaños.

Fotografía: Martín Gallego

9 comentarios:

Bego dijo...

Todo los que nos hace recordar una foto, para mi no hay nada que se le puda comparar.

La dependencia que nos llegamosa crear con estas maquinitas.
La tecnología, sus más y sus menos.

Un saludo.

lamoni dijo...

Y he vuelto sol!
No me digas que se te ha chamuscado el ordenador!! yo no hace mucho decidí comprarme una memoria externa por el miedo pavoroso a "perderlo todo".
Aunque yo sigo siendo de esas maniáticas que siguen revelando fotos sin parar, me encanta pasar tardes enteras viendo imágenes del pasado.

Por cierto, felicidades por ser tía! Es una maravilla tener sobrinitos cerca para jugar con ellos al "dragón sopero" (a los míos les encanta)

Un beso grande tesorete

Inma Cañete dijo...

Pues sí, me he quedado sin ordenador y se ha borrado todo, todo. Qué disgusto más grande.

Mar dijo...

Te he mandado una invitación a tu mail para que accedas como lectora al blog de mis niñas.
Besotes.

La estatua del jardín botánico dijo...

¡Qué bueno! Yo te recomiendo un disco duro externo. Cada dos meses lo guardo todo ahí. El año pasado un troyano se cargó el sistema operativo y tuve que formatear el ordenador. También lo perdí todo. Aprendí la lección.

Retrack dijo...

Bienvenida al mundo de los que estamos maditos por la electrónica. Es una experiencia que por deasgracia también he padecido, mpero de la que confío haber aprendido para que no me vuelva a pasar, que duele mucho perder fotos y trabajos y esas cosas.
Ánimo

Pantu dijo...

Upps! Qué pena! Yo puedo prestarte las mías cuando quieras y a lo mejor entre familia y amigos conseguimos recomponer parte de esos siete años.
Besitos

Inma Cañete dijo...

Muchas gracias! Entre ánimos y fotos, el destrozo se lleva mucho mejor.

Gracia dijo...

Cuanto lo siento guapa, la verdad es que las fotos son tan importantes para conservar frescos los recuerdos que a mí también me da pavor pensar que se pueden perder en el etéreo universo virtual... Un abrazo fuerte para superar la pérdida.